Medir, mitigar y compensar la huella de carbono representa un enfoque holístico y proactivo para abordar el cambio climático.

Luego de medir, la mitigación de la huella de carbono involucra la adopción de prácticas y tecnologías más sostenibles, reducir el consumo y mejorar la eficiencia energética, optimizar procesos, entre otros.

Al disminuir las emisiones, las organizaciones no solo contribuyen a frenar el calentamiento global, sino que también pueden lograr ahorros económicos significativos a través de eficiencias operativas y energéticas. Este enfoque se alinea perfectamente con el concepto de triple impacto, donde las acciones no solo benefician al medio ambiente, sino también a la economía y a la sociedad en general.

Aunque la reducción directa de emisiones es primordial, algunas emisiones pueden ser difíciles de eliminar por completo. Es aquí donde entra en juego la compensación de la huella de carbono. A través de inversiones en proyectos ambientales, como la forestación, conservación de la biodiversidad o el uso de energías renovables, las organizaciones pueden equilibrar sus emisiones no evitables, contribuyendo así a la preservación del ambiente y apoyando el desarrollo sostenible.